viernes, 30 de enero de 2015

22

Weekend (2011), Andrew Haigh
Hoy era la noche
De perderse en la ciudad dorada,
De bebérselo todo,
De bailar hasta que nos quedásemos sin pies.

Hoy era la noche
De sacar nuestros sueños a la calle,
De tener veintidós años,
De convertir la vida en un torbellino.

Hoy estaba dispuesto a dejarme hipnotizar por la luna,
A caminar por el lado salvaje
Y a dejar que el hada verde me guiase.

Porque algún día seré viejo
Y ya no podré hacerlo.

Y allí estabas tú:
Mirada,
Conversación,
Cerveza
Y poco más.

Y cuando quise darme cuenta
Nuestras lenguas se mezclaban.
Borrachos, niñatos, extranjeros, amigos...
Todo lo demás desapareció.

Pero yo quería más
Porque hoy estaba prohibido dormir
Y no había excusas para escaparse.

Así que nos fuimos
A desaparecernos.

Hoy era la noche
De que se nos fuera la mano,
De correr bajo la lluvia,
De morder la manzana.

Hoy era la noche
De no volver a casa
La Noche Roja
La Noche de la Sangre.

Nos quitamos la ropa empapada:
Pijama,
Conversación,
Mirada
Y nada más.

Las hormigas ya corrían por mi cuerpo mojado
Que empezaba a resbalar por el tuyo.
Tus besos de tabaco me levantaban
Y te recorrí entero.

Entero.
Parte por parte:
Boca,
Pecho,
Dureza,
Melocotón.
Toda tu fragilidad
Quedó envuelta por mi manto.

Y mientras salía el sol
Nuestras caderas se fundieron
Y te apreté contra mi pecho
Para que no te partieses

Hasta que se cansaron los relojes.

Llegó la mañana
De dormir enredados
De rozar nuestros pelos
De estar duros bajo las sábanas.

Era la mañana
De los besos dormidos,
De tocarse
Y de despedirse.

Nos vestimos:
Sonrisa,
Intercambio,
Gracias
Y poco más.

Dos besos
Y me fui
Con la sensación de que te iba a volver a ver.
Hasta la próxima noche reversible.

Llegó la hora.

Llegó la hora
De levantar las cejas,
De echar a los juicios,
De desafiar a la realidad.
Ahora,
Llegó la hora.